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¿Cómo es posible decir "sí" para siempre?

Updated: Jun 9, 2020

Érase una vez una chica alegre y sencilla que compartía las labores del hogar con su familia. Ella tenía una fina sensibilidad. Profundamente abierta al misterio de la vida (Lc 1,28), disponible para el servicio (Lc 1, 39-43) y solidaria con los más pobres y desprotegidos (Lc1, 53-54). Su total confianza en Dios le impulsaba para entregarse al servicio (Lc 1, 45). Sabía muy bien qué es la humildad, pues al saberse amada y reconocida se abajaba cuanto podía (Lc 1, 47-48a), exaltando la misericordia de Dios (Lc 1, 49-50).

Tendría cerca de quince años cuando recibió un gran don de parte de Dios que comprometería toda su vida (Lc 1, 30-31). Ella respondió con admirable valentía, entregándose como la más pequeña a la enorme misión encomendada (Lc 1,38) y asumiendo los riesgos que fuera necesario (Lc 2, 35).

Con su apertura y docilidad permitió que el Padre Dios obrara en ella, por medio del Santo Espíritu, trayéndonos a su hijo (Mt 2, 11). Esta muchacha fue madurando a lo largo del tiempo.

Mantuvo el «sí» de ese primer momento durante toda su vida. No comprendía todo lo que se le pedía, pero su corazón permanecía abierto, humilde y dispuesto (Lc 2, 50-52).

Experimentó la persecución y el destierro (Mt 2, 13). Asumió siempre la actitud de quien está dispuesta a aprender de la vida y de todos los acontecimientos (Lc 8, 21). En fidelidad a su respuesta inicial sufrió la terrible experiencia de ver morir a su hijo (Jn 19, 25-26) y permitió que le acompañaran otros hermanos hasta el final (Hech 1, 14).

Su nombre era María, la madre de Jesús. Si quieres conocer más sobre su vocación, puedes buscar las citas entre paréntesis, haciendo experiencia personal de cómo la Palabra ilumina el corazón. Después puedes orar por María a Jesús y al Padre.

¿Permitirías al Señor que realice su obra en ti? Es él quien dice sí para siempre en ti.
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