15 de Marzo
El amor de los esposos es un amor consolidado. Es un amor que sigue teniendo pasión como los enamorados, deseo de crecer como los amantes y a la vez solera y las tablas de ese amor que, como el buen vino, se hace sutil y lleno de matices con el tiempo. Así lo describe San Pablo en la carta a los Corintios: paciente, amable, no tiene envidia, no alardea, no busca el propio interés, no se alegra de la injusticia, goza en la verdad, todo lo disculpa, todo lo cree, todo lo espera, no pasará jamás. Este amor es como el árbol milenario, que poquito a poquito, gota a gota, gesto a gesto, gracia tras gracia, ha ido creciendo hasta convertirse en reflejo y transparencia del amor verdadero, el de Dios. Los que ven el árbol contemplan su belleza aunque no imaginen cuánto ha costado llegar a tal hermosura.