Cuando oímos “acoger” pensamos irremediablemente en los otros, en lo externo, en lo que nos llega desde fuera... Pero es importante darnos cuenta de que lo primero que debemos acoger es nuestra propia vida, lo que somos, y lo que estamos llamados a ser. ¿Cuál es nuestra esencia? ¿Qué nos hace ser quién somos? Hasta ahora hemos respondido mirando al pasado: nuestra familia, nuestra historia, nuestras ideas o nuestra fe. Pero también es esencial en nosotros eso que estamos llamados a ser.