“Somos frágiles y vulnerables”. Nuestro cuerpo no lo aguanta todo. No basta con ser joven, hacer un poco de deporte o cuidar los alimentos para ser invencible. A veces el más pequeño soplo destruye el castillo más fuerte. Con nuestro cuerpo, además, somos capaces de comunicar lo que somos: la alegría con una sonrisa que ahora se vela por una mascarilla, el cariño con un abrazo o la complicidad con una mirada furtiva...también la pena, el dolor y el sufrimiento se expresan entre las lágrimas.